Pablo termina de leerse ‘Puzle’ y esto es lo que dice de la novela

Pablo termina de leer 'Puzle' y dice esto sobre la novela

El que inspiró el nombre del protagonista y parte de la historia afirma que "cada ciudad ha conseguido captar algunos trazos de la personalidad de Lydia"

Desde el lanzamiento de ‘Puzle’, había un momento para la autora que era muy importante: que Pablo se leyera la novela. Este Doctor en Periodismo que se cruzó con Lydia Martín hace años en un estudio de radio en Madrid inspiró parte de la historia que desde hace unos meses ha llegado a todos vosotros.

Hace unos meses, en la presentación en Madrid, veíamos a Pablo acudir con el puzle original (sin la pieza correspondiente), recordando lo que empezó hace ya más de seis años. Ahora, Pablo hace su propia reseña del libro

«¿Cuál es la probabilidad de que la obra de Puzle llegase a un malagueño como yo cerrando una bonita historia de miles de piezas que tiene como vértices Málaga, Cartagena y Madrid?

Mi particular rompecabezas comenzó hace mucho tiempo en Málaga con una pieza de puzle de un amigo que viajó a Portugal, Francia e Irlanda. Pero, esta historia se hizo más grande al conocer a Lydia Martín en un estudio de radio en Madrid. Ese fue el germen de una novela que Lydia ha conseguido publicar.

Fríamente, la probabilidad de que esto hubiese pasado sería de 0,000000002. Cálidamente, eso me lleva a pensar que la casualidad no existe, sino que debe haber una causalidad. Esa sincronicidad hace que los acontecimientos se entrelacen y creen su particular microcosmos al implicar cada vez a un número mayor de piezas. Hablo de fragmentos de una historia que a vista de pájaro cobran su verdadero sentido.

Lydia ha decidido tomar mi nombre para el protagonista y yo comparto con ella sus ganas de viajar. En su obra, nos invita a realizar un viaje imaginario que nos evoca con gran maestría una mágica París, una nostálgica Nueva York, una enigmática Berlín, una tímida Lisboa, una romántica Florencia y una bulliciosa Dublín. Cada destino nos presenta las pinceladas de una historia particular, humana y con distintas versiones sobre el amor que nos regalan sus protagonistas. La pieza, como si tuviera vida propia, ilumina cada historia en un lugar y momento concreto y, tras entender el sentido de los personajes, oscurece la trama para que estos puedan volar y nosotros tomar un avión hacia el siguiente destino a miles de kilómetros.

A través de las páginas de Puzle, descubrimos cuál es la verdadera imagen de la pieza. Esa instantánea que solo consiguen las antiguas cámaras fotográficas. ¿Qué es el amor? No me refiero solo a ese sentimiento intenso del ser humano que busca reciprocidad en el deseo de unión y que da energía para convivir que podemos encontrar en cualquier diccionario. Si no a ese prisma cuya definición se va perfilando en cada una de las ciudades que visitamos. Amor es Sofía, Fabio e Isabel. Amor es aquello impreciso que marca el ritmo de cada personaje. Amor son esas líneas a las que Lydia da vida. E incluso amor es ese sitio tan real como imaginario de Nueva York, París, Dublín, Berlín o Florencia.

Aunque el libro pretende recrear la esencia de los protagonistas, quizás la causalidad no pensada ha sido que cada ciudad ha conseguido captar algunos trazos de la personalidad de Lydia. Su manera de ver la vida se aprecia en una calle de Portugal, en el parque de atracciones de Disneyland o en el Phoenix Park de Dublín. Ella misma nos habla a través de las ciudades.

Hay dos detalles en Puzle sobre la filosofía de vida que no me gustaría pasar por alto. La propuesta de abandonar la zona de confort cobra todo el sentido en un viaje, ya que este muestra siempre sus dos caras. Por un lado, nos motiva ese deseo de descubrir algo nuevo y acercarnos a culturas diferentes, pero a veces también nos invade ese miedo a lo desconocido y a la gran aventura. Lydia lo tiene claro. Es en ese momento cuando debemos ser nosotros mismos y enfrentarnos  a lo que venga.

La defensa hacia los tímidos en el capítulo de Lisboa, uno de mis favoritos junto a Berlín, es otro punto interesante. En un mundo de extroversión, es necesario apreciar el valor de la introversión en su justa medida. La otra manera de hacer las cosas, pese a la incomprensión, hace que muchas veces estas personas sin pretenderlo muevan montañas increíbles. ¡Qué paradoja! Obrando de manera silenciosa se puede cambiar el mundo. ¡A lo grande!

El tiempo pasa y las historias van llegando a su fin. Segundos, minutos y horas. El libro nos presenta otra magnitud de tiempo. La mejor manera de medir un día son los momentos. Se trata de una nueva enseñanza: para alcanzar la plenitud no importa la cantidad de hechos que nos sucedan en el tiempo, sino la calidad de la vida, de la historia y de la propia conversación.

Llegados hasta este punto, sobran razones para recomendar la lectura de Puzle porque cada lector encontrará la suya propia imantada en cada una de sus partes. Releyendo entre sus páginas encontré un motivo más, por causalidad… En un pasaje que transcurre en el parque de El Retiro de Madrid, me llamó la atención un verso que recuerda a una canción: Yo voy a salir, comerme el mundo, volver a reír… Salir, mundo y reír. No parece un punto y final, sino un comienzo infinito.

¿Me permites contarte un secreto? Yo creo que la pieza de puzle continúa su propia historia entrelazando a su capricho un sinfín de personas diferentes que tienen los mismos puntos en común. Enhorabuena Lydia por este viaje. Sigamos disfrutando entre letras y canciones.

FOTOGRAFÍAS CERCANAS A DONDE VIAJÓ LA PIEZA EN LA FRONTERA PORTUGUESA

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